martes, 30 de septiembre de 2014

DE PEREGRINACIÓN A LA MECA.

(ANTHONY DE MELLO)
Un santo sufí partió en peregrinación a la Meca. Al llegar a las inmediaciones de la ciudad, se tendió junto al camino, agotado del viaje. Y apenas se había dormido cuando se vio bruscamente despertado por un airado peregrino: “¡En ese momento en que todos los creyentes inclinan su cabeza hacia la Meca, se te ocurre a ti apuntar con tus pies hacia el sagrado lugar…! ¿Qué clase de musulmán eres tú?”
El sufí no se movió; se limitó a abrir los ojos y a decir: “Hermano, ¿querrías hacerme el favor de colocar mis pies de manera que no apunten hacia el Señor?”

La oración de un devoto al Señor Vishnú:

“Señor, te pido perdón por mis tres mayores pecados: ante todo, por haber peregrinado a tus muchos santuarios olvidando que estás presente en todas partes; en segundo lugar, por haber implorado tantas veces tu ayuda olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mí; y, por último por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando sé perfectamente que nuestros pecados nos son perdonados antes de que los cometamos”. 

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