domingo, 14 de septiembre de 2014

LA CEGUERA.

Un hombre, después de atravesar un largo desierto sin probar alimento alguno, encontró al fin un árbol a cuya sombra se tumbó. Las ramas de aquel árbol estaban repletas de fruta, pero aquel hombre no se dio cuenta, pues ocupaba su tiempo en lamentarse por su mala suerte, al ver que iba a morirse de hambre. Y eso fue lo que ocurrió: entre lamentaciones y quejas, le llegó la muerte sin ver el remedio. 

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