martes, 16 de septiembre de 2014

LA DESPENSA.

(RABINDRANATH TAGORE)
“¿Quién de entre vosotros cumplirá con su deber de dar de comer al hambriento?”, preguntó Buda, nuestro Señor, a los que le seguían cuando reinaba el hambre en Shravasti.
Ratnakar, el banquero, bajó la cabeza y dijo: “No bastan mis riquezas para calmar el hambre en esta tierra”.
Jaysen, el general del ejército del rey, exclamó: “Yo daría gozoso mi vida, pues no hay comida suficiente en mi casa”.
Dharmapal, que poseía muchos acres de tierra, dijo tras un suspiro: “Esta endiablada sequía ha dejado mis campos resecos. Ni siquiera voy a poder pagar al rey mis tributos”.
Levantóse entonces Supriya, la hija del mendigo. Se inclinó ante todos y dijo humildemente: “Yo daré de comer al hambriento”.
“¿Cómo esperas cumplir lo que prometes?”, gritaron todos sorprendidos.
“Soy la más pobre de todos –dijo Supriya-, esa es mi fuerza. Mi arca y mi despensa están en vuestras casas”. 

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