miércoles, 17 de febrero de 2016

LOS MONOS BAILARINES.


ESOPO.

Un Príncipe tenía algunos Monos entrenados para bailar. 

Siendo naturalmente grandes imitadores de las acciones de los hombres, ellos demostraron ser unos alumnos apropiados, y cuando los vestían con su ropa y máscaras, ellos bailaban tan bien como cualquiera de los cortesanos. 

El espectáculo a menudo era repetido con grandes aplausos, hasta que en una ocasión a un cortesano se le ocurrió una travesura, y tomó de su bolsillo un puñado de nueces y los lanzó sobre ellos.

Los monos a la vista de las nueces olvidaron su baile y se pusieron a actuar como en efecto ellos eran, monos en vez de actores. 

Quitándose sus máscaras y rompiendo sus trajes, lucharon el uno contra el otro por las nueces.

El espectáculo del baile llegó así a un final entre la risa y la burla del auditorio.

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