jueves, 30 de junio de 2016

SE VENDE AGUA DEL RÍO.

ANTHONY DE MELLO.
Aquel día, el sermón del Maestro se redujo a una sola y enigmática sentencia.

Se limitó a sonreír con ironía y a decir:
"Todo lo que yo hago aquí es estar sentado en la orilla y vender agua del río".

Y concluyó su sermón.

El aguador había instalado su puesto a la orilla del río y acudían miles de personas a comprarle agua. Todo el éxito de su negocio dependían de que aquellas personas no vieran el río. Cuando, al fin, lo vieron, él cerró el negocio.

El predicador tuvo un enorme éxito. Venían a él por millares a adquirir sabiduría. Cuando obtuvieron la sabiduría, dejaron de acudir a sus sermones. Y el predicador no podía ocultar su satisfacción, pues había logrado su propósito, que no era sino el de retirarse lo antes posible, porque en el fondo sabía que él tan sólo ofrecía a la gente lo que ésta ya poseía, con tal de que fuera capaz de abrir los ojos y mirar. "Si yo no me voy", dijo Jesús a sus discípulos, "no vendrá a vosotros el Espíritu Santo".

Si hubieras dejado tan resueltamente de vender agua, la gente habría tenido más posibilidades de ver el río.

miércoles, 29 de junio de 2016

GRITAR PARA QUEDAR A SALVO... E INCÓLUME.

ANTHONY DE MELLO.
 
Una vez llegó un profeta a una ciudad con el fin de convertir a sus habitantes. Al principio la gente le escuchaba cuando hablaba, pero poco a poco se fueron apartando, hasta que no hubo nadie que escuchara las palabras del profeta.

Cierto día, un viajante le dijo al profeta: "¿Por qué sigues predicando? ¿No ves que tu misión es imposible?".

Y el profeta le respondió:
"Al principio tenía la esperanza de poder cambiarlos. Pero si ahora sigo gritando es únicamente para que no me cambien ellos a mí".

martes, 28 de junio de 2016

EL HUEVO.

ANTHONY DE MELLO.
Nasruddin se ganaba la vida vendiendo huevos. Entró una persona en su tienda y le dijo: "Adivina lo que llevo en la mano".

"Dame una pista", dijo Nasruddin.

"Te daré más de una: Tiene la forma de un huevo y el tamaño de un huevo. Parece un huevo, sabe como un huevo y huele como un huevo. Por dentro es blanco y amarillo. Antes de cocerlo es líquido y, una vez cocido, es espeso. Además, ha sido puesto por una gallina...".

"¡Ya lo tengo!" dijo Nasruddin,
"¡es una clase de pastel!".

El experto tiene el don de no acertar con lo evidente.
El sumo sacerdote tiene el don de no reconocer al Mesías.

lunes, 27 de junio de 2016

EL NIÑO DEJA DE LLORAR.

ANTHONY DE MELLO.
Afirmaba aquel hombre que, en la práctica, era ateo. Si realmente pensaba por sí mismo y era honrado, tenía que admitir que no creía de veras las cosas que su religión le enseñaba. La existencia de Dios originaba tantos problemas como los que resolvía; la vida después de la muerte era un espejismo; las escrituras y la tradición habían causado tanto mal como bien. Todas estas cosas habían sido inventadas por el hombre para mitigar la soledad y la desesperación que él observaba en la existencia humana.

Lo mejor era dejarle en paz. No decirle nada. Tal vez estaba atravesando una crisis de crecimiento y evolución.

Una vez le preguntó el discípulo a su Maestro:
"¿Qué es Buda?".

Y el Maestro le respondió:
"La mente es Buda".

Volvió otro día a hacerle la misma pregunta
y la respuesta fue:
"No hay mente. No hay Buda".

Y el discípulo protestó:
"Pero si el otro día me dijiste:
"La mente es Buda..."

Replicó el Maestro:
"Eso lo dije para que niño dejase de llorar.
Pero, cuando el niño ha dejado de llorar, digo:
No hay mente. No hay Buda".

Tal vez el niño había dejado de llorar y ya estaba preparado para la verdad.
De modo que lo mejor era dejarle solo.

Pero cuando empezó a predicar su recién descubierto ateísmo a otras personas que no estaban preparadas para ello, hubo que frenarle: "Hubo una época, la era pre-científica, en que los hombres adoraban al sol. Vino después la era científica y los hombres se dieron cuenta de que el sol no era un dios; ni siquiera era una persona. Por fin, vino la era mística y Francisco de Asís llamaría "hermano" al sol y hablaría con él".

"Tu fe era la de un chiquillo aterrorizado. Y ahora que te has convertido en un hombre audaz, la has perdido. Ojalá llegues algún día a ser un místico y vuelvas a encontrar tu fe".

La fe no se pierde jamás por buscar sin miedo la verdad. Sólo las creencias que expresan la fe se ven nubladas durante algún tiempo; pero, llegado el momento, se purifican.

domingo, 26 de junio de 2016

LA FLECHA ENVENENADA.

ANTHONY DE MELLO.
En cierta ocasión se acercó un monje a Buda y le dijo: "¿Sobreviven a la muerte las almas de los justos?".

Como era propio de él, Buda no respondió.

Pero el monje insistía. Y todos los días volvía a hacerle la misma pregunta: y un día tras otro recibía el silencio como respuesta. Hasta que no pudo soportarlo y amenazó con abandonar el monasterio si no le era respondida aquella pregunta de vital importancia para él; porque ¿a santo de qué iba él a sacrificarlo todo para vivir en el monasterio, si las almas de los justos no iban a sobrevivir a la muerte?

Entonces Buda, compadecido, rompió su silencio y le dijo: "Eres como un hombre que fue alcanzado por una flecha envenenada y al poco tiempo estaba agonizando. Sus parientes se apresuraron a llevar a un médico junto a él, pero el hombre se negó a que le extrajeran la flecha o se le aplicara cualquier otro remedio mientras no le dieran respuestas a tres importantes preguntas: Primero, el hombre que le disparó ¿era blanco o negro? Segundo, ¿era un hombre alto o bajo? Y tercero, ¿era un bracmán o un paria? Si no le respondían a estas tres preguntas, el hombre se negaba a recibir todo tipo de asistencia".

El monje se quedó en el monasterio.

Es mucho más placentero hablar del camino que recorrerlo; o discutir acerca de las propiedades de una medicina que tomarla.

sábado, 25 de junio de 2016

LOS EXPERTOS.

ANTHONY DE MELLO.
Un cuento Sufí:

Un hombre a quien se consideraba muerto, fue llevado por sus amigos para ser enterrado. Cuando el féretro estaba a punto de ser introducido en la tumba, el hombre revivió inopinadamente y comenzó a golpear la tapa del féretro.

Abrieron el féretro y el hombre se incorporó:
"¿Qué estáis haciendo"?, dijo a los sorprendidos asistentes.
"Estoy vivo. No he muerto".

Sus palabras fueron acogidas con asombrado silencio.
Al fin, uno de los deudos acertó a hablar: "Amigo, tanto los médicos como los sacerdotes han certificado que habías muerto. Y ¿cómo van a haberse equivocado los expertos?".

Así pues, volvieron a atornillar la tapa del féretro y lo enterraron debidamente.

viernes, 24 de junio de 2016

LOS PROFESIONALES.

ANTHONY DE MELLO.

Mi vida religiosa ha estado enteramente en manos de profesionales. Si yo quiero aprender a orar, acudo a un director espiritual; si deseo descubrir la voluntad de Dios con respecto a mí, acudo a un retiro dirigido por un experto; para entender la Biblia recurro a un escriturista; para saber si he pecado o no, me dirijo a un moralista; y para que se me perdonen los pecados tengo que echar mano de un sacerdote.

El rey de unas islas de Pacífico Sur daba un banquete en honor de un distinguido huésped occidental."

Cuando llegó el momento de pronunciar los elogios del huésped Su Majestad siguió sentado en el suelo mientras un orador profesional, especialmente designado al efecto, se excedía en sus adulaciones.

Tras el elocuente panegírico, el huésped se levantó para decir unas palabras de agradecimiento al rey. Pero Su Majestad le retuvo suavemente: "No se levante, por favor", le dijo. "Ya he encargado a un orador que hable por usted. En nuestra isla pensamos que el hablar en público no debe estar en manos de aficionados".

Yo me pregunto: ¿no preferiría Dios que yo fuera más -aficionado- en mi relación con Él.

jueves, 23 de junio de 2016

LA MUJER DEL CIEGO.

ANTHONY DE MELLO.
 
Enseñar a un hombre inmaduro puede ser tremendamente perjudicial:

Había un hombre que tenía una hija muy fea y se la dio en matrimonio a un ciego, porque ningún otro la habría querido.

Cuando un médico se ofreció a devolver la vista al marido ciego, el padre de la muchacha se opuso con todas sus fuerzas, pues temía que el hombre se divorciara de su hija.

Afirma Sa´di acerca de esta historia: "El marido de una mujer fea es mejor que sea ciego".

miércoles, 22 de junio de 2016

ENMIENDA A LAS ESCRITURAS.

ANTHONY DE MELLO.
Se acercó un hombre sabio a Buda y le dijo: "Las cosas que tú enseñas, señor, no se encuentran en las Santas Escrituras".

"Entonces, ponlas tú en las Escrituras", replicó Buda.

Tras una embarazosa pausa, el hombre siguió diciendo:
"¿Me permitiría sugerirle, señor, que algunas de las cosas que vos enseñáis contradicen las Santas Escrituras?

"Entonces, enmienda las Escrituras", contestó Buda.

En las Naciones Unidas se hizo la propuesta de que se revisaran todas las Escrituras de todas las religiones del mundo. Cualquier cosa que en ellas pudiera llevar a la intolerancia, a la crueldad o al fanatismo, debería ser borrada. Cualquier cosa que de algún modo fuera en contra de la dignidad y el bienestar del hombre debería omitirse.

Cuando se descubrió que el autor de la propuesta era el propio Jesucristo, los periodistas corrieron a visitarle en busca de una más completa explicación. Y ésta fue bien sencilla y breve: "Las Escrituras, como el Sábado, son para el hombre", afirmó, "no el hombre para las Escrituras".

martes, 21 de junio de 2016

TRIGO DE LAS TUMBAS EGIPCIAS.

ANTHONY DE MELLO.
En la tumba de uno de los antiguos Faraones de Egipto fue hallado un puñado de granos de trigo. Alguien tomó aquellos granos, los plantó y los regó. Y, para general asombro, los granos tomaron vida y retoñaron al cabo de cinco mil años.

Cuando alguien ha alcanzado la luz, sus palabras son como semillas, llenas de vida y de energía. Y pueden conservar la forma de semillas durante siglos, hasta que son sembradas en un corazón fértil y receptivo.

Yo solía pensar que las palabras escritas estaban muertas y secas. Ahora sé que están llenas de energía y de vida. Era mi corazón el que estaba frío y muerto, así que ¿cómo iba a crecer nada en él?

lunes, 20 de junio de 2016

LOS TRES ANILLOS.

DEL NOVELLINO, ANÓNIMO DEL SIGLO XIII
Teniendo necesidad de dinero, Saladín pensó ponerle una trampa a un rico judío que era su súbdito, para después sacarle algún dinero si caía en un error.

Mandó, pues, llamarlo a su presencia, y le preguntó cuál era, según su parecer, la mejor religión. "Si dice la judía, pensaba el infeliz, yo le diré que peca contra mi fe; y si dice la sarracena, yo le diré: Entonces, ¿por qué practicas tú la judía?".

Pero escuchando la pregunta del soberano, aquel tal, que no era tonto, le respondió así:

"Señor, hubo una vez un padre de familia que tenía tres hijos muy queridos y tenía en su poder un anillo bellísimo, adornado con una gema preciosa, la mejor gema que existe en el mundo. Estos hijos suyos, cada uno le rogaba que a su muerte le dejase a él aquel adorno precioso; por lo tanto el padre deseoso de contentarlos, mandó secretamente a por un habilísimo orfebre. Y le dijo: "Maestro, tú tienes que hacerme dos anillos semejantes en todo a éste, con una gema idéntica en cada uno".

Y el orfebre lo contentó, e hizo dos anillos tan iguales al primero que nadie podía conocer cuál era el verdadero: nadie sino sólo el padre.

Entonces, el padre mandó llamar a los hijos, uno por uno, y a cada uno le entregó secretamente un anillo; de modo que cada uno creyó que tenía aquél bueno y ninguno sabía cuál era el verdadero, sino el padre.

Así es con la fe, Señor. La Fé, tú lo sabes, son tres. El Padre que la dio a sus hijos, sabe bien cuál es la mejor. Pero los hijos, que somos nosotros, cada uno cree tener aquella buena; y el padre sonríe a todos y quiere que cada uno lleve en el dedo aquel anillo que le ha dado.

domingo, 19 de junio de 2016

EL ABRIGO DE LA SEÑORA.

Katherine Mansfield
Aunque la jornada fuese límpida y cálida, la señora Brill se alegraba de haberse puesto su collarín de piel de visón sobre el abrigo. Era hermoso sentir el pelo suave de aquel preciado animalillo de nuevo alrededor del cuello.

Lo había sacado de la caja de cartón aquella tarde, sacudiendo el olor a naftalina. Lo había cepillado con energía, y le había devuelto la vida, lustrando los pequeños ojos de vidrio.

Era bello verlos de nuevo animarse, guiñar sutilmente. Le escuchaba en la oreja derecha, que se mordía la cola por la alegría de haber sido sacado de la caja grande de cartón, para la aventura del Domingo: el paseo en el Parque, donde la Banda Municipal daba un concierto para todos en los días de fiesta.

Sentada en el banquillo - siempre el mismo cada domingo -, la señora Brill contemplaba feliz el ya bien conocido escenario. En el kiosco verde los músicos tocaban, con nuevo entusiasmo, las mismas sintonías (siempre iguales).

Alrededor, la gente iba y venía, saludaba, se encontraba de nuevo, intercambiaba comentarios con las mismas personas conocidas de vista de siempre.

La señora Brill se divertía, siempre luciendo al cuello su visón.

En aquel momento dos jóvenes enamorados tomaron asiento en la parte opuesta del banquillo. Estaban bien vestidos, con elegancia sobria y moderna, y charlaban bajo, con ternura. La señora Brill, interesada, se preparó para escucharlos.

"No, ahora no", decía la muchacha. "Aquí no, aquí no podré".

"Pero, ¿por qué?", insistía el compañero. "¿Por miedo a aquella vieja tonta, sentada allá en el extremo del banquillo? Ya, ¿y para qué viene, digo yo?, ¿a quién le agrada? Sería mejor que se quedara en casa, ella y aquella bestia antediluviana que llevaba alrededor del cuello."

"¡Precisamente es el visón lo que me hace reír y me da pena al mismo tiempo! ¡Qué tonta y salvaje que es! ¡Además, parece una merluza frita!"

"¡Pero que se vaya y que nos deje en paz!", gritó el muchacho con rabia. Después, inclinándose hacia ella: "Dime, pequeña mía..."

De ordinario, al regresar a casa, la señora Brill se tomaba el lujo de entrar en la panadería y comprarse un pastel. Era su festín dominical. Algunas veces en el pastel había una almendra, otras no. Esto era una sorpresa.

Pero aquel día pasí sin entrar en la panadería. Subió lentamente las escaleras, entró en la pequeña habitación oscura, muy parecida a un rinconcillo enmohecido. Permaneció por mucho tiempo sentada, mirando la caja grande de cartón todavía abierta sobre la cama y pensando las palabras que le habían dedicado los dos jóvenes.

Después, se quitó del cuello del abrigo la piel de visón, y sin mirarlo, lo extendió dentro de la caja. Pero cuando puso la tapa, tuvo la impresión de oír un extraño lamento. Era el visón que lloraba.

sábado, 18 de junio de 2016

CUENTOS PARA LOS QUE NO TIENEN TIEMPO.

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El sufi Bayazid dice acerca de sí mismo:

«De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: 'Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo'».

«A medida que fui haciéndome adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: 'Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo. Aunque sólo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho'».

«Ahora, que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración es la siguiente: 'Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo'. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi vida».

viernes, 17 de junio de 2016

NUNCA MÁS.

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ANTHONY DE MELLO.
"Ya me he pillado los dedos una vez. ¡Nunca más volveré a enamorarme!", dijo el amante que se había visto rechazado.
"Eres como aquel gato que, habiéndose quemado por sentarse en una estufa, nunca más quiso volver a sentarse", replicó el Maestro.

jueves, 16 de junio de 2016

LA SOPA DE GANSO.

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ANTHONY DE MELLO.
En cierta ocasión un pariente visitó a Nasruddin, llevándole como regalo un ganso. Nasruddin cocinó el ave y la compartió con su huésped.

No tardaron en acudir un huésped tras otro, alegando todos ser amigos de un amigo "del hombre que te ha traído el ganso".
Naturalmente, todos ellos esperaban obtener comida y alojamiento a cuenta del famoso ganso.


Finalmente, Nasruddin no pudo aguantar más. Un día llegó un extraño a su casa y dijo: "Yo soy un amigo del amigo del pariente tuyo que te regaló un ganso". Y, al igual que los demás, se sentó a la mesa esperando que le dieran de comer.
Nasruddin puso ante él una escudilla llena de agua caliente. "¿Qué es esto?", preguntó el otro.


"Esto", dijo Nasruddin, "es la sopa de la sopa del ganso que me regaló mi amigo".

Es absolutamente imposible enviar un beso a través de un mensajero

miércoles, 15 de junio de 2016

MANIPULACIÓN.

ANTHONY DE MELLO.
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El Maestro soportó, pacientemente sentado, las quejas que una mujer tenia contra su marido.
Cuando ella concluyó, dijo: "Tu matrimonio sería más feliz, querida, si tú fueras una esposa mejor".
"¿ Y cómo puedo serlo?"
"Renunciando a tus esfuerzos por intentar hacer de él un mejor marido".

Antes de cambiar a los demás, cambia tú. Limpia tu ventana para ver mejor.

martes, 14 de junio de 2016

AMISTAD.

ANTHONY DE MELLO.
"Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo".
"Permiso denegado", replicó el oficial. "No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto".
El soldado, haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regresó mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.
El oficial estaba furioso: "¡Ya le dije yo que había muerto! ¡Ahora he perdido a dos hombres! Dígame, ¿merecía la pena salir allá para traer un cadáver?"
Y el soldado, moribundo, respondió: "¡Claro que sí, señor! Cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: Juan... estaba seguro de que vendrías".

lunes, 13 de junio de 2016

CHARCO GRIS.

 
Era una fría mañana, no había podido dormir bien; la pesadilla era tan real, tan cruel, tan profundamente sombría como la realidad, la realidad del día, de la vida malgastada en mil noches de insomnio.

La lluvia golpea lentamente los cristales de la ventana, con esa monotonía embriagadora del tiempo. El sonido hueco del reloj me sumerge mas y más en ese mundo sacado d lo irreal, con figuras fantásticas a mí alrededor.

La pesadilla parece prolongarse con cada tic tac, sin que de ella pueda despertar; el viento mueve suavemente las copas de los árboles, llueve y esa lluvia la siento de llanto, por cosas que ya jamás volverán, de cosas que pasaron, de vidas vividas.

Me sumerjo en esas visiones del pasado, en una angustia que anuda mi garganta; locura de comprender, de creer que el final está próximo y que nada vale seguir.

En un segundo todo cambia, o soy yo, se intensifica, siento que voy de la mano con la muerte, vieja amiga que me llama; gruesas gotas golpean fuertemente en los empañados cristales, como si quisieran romperlos, gritar...

Negros nubarrones obscurecen el cielo, las torres se ocultan en la bruma de la mañana, se desvanecen por momentos, como se desvanece poco a poco mi vida.

La calle solitaria tiene un aspecto sombrío, monótono; de la esquina surge una sombra, se oculta en mi mente y vuelve a aparecer como espectro en mi pesadilla.

Con un gastado paraguas negro, un viejo camina lentamente bajo la lluvia. Sus pasos son calmados, no le molesta el llanto.

En su rostro se ven las huellas del dolor, sostiene el paraguas con una mano que se me antoja callosa y sarmentosa que no condice con la firmeza de sus pasos, lentos, pero inevitables.

Al aproximarse frente a la casa levantó su mirada que me hirió el alma, sus ojos eran de un azul intenso, muy firmes, como sus manos, pero dejaban ver más allá, eran ojos distintos a los espectros de mis pesadillas.

Reflejaba algo olvidado por mí.

¡Parece que gozaba con el aspecto gris de la mañana!

¿Es que tiene encanto?... tal vez... tal vez en el transcurso de los años vividos encuentre una nostalgia atrayente en esos charcos, pequeños, fríos y grises.

¿Será que el paso de los años enseña la forma de ver las cosas como realmente son?

Algún día mis pasos serán los que resuenen, cansados, lerdos, bajo la lluvia y seré yo quien ría... seré yo quien ría del mundo, de mí, de estos años mozos con mis inquietudes y mis anhelos. Seré yo quien ría de esta pesadilla cruel que hoy me atormenta.

Todo es gris, la lluvia vuelve a intensificarse, cual cortina infranqueable que oculta el horizonte. Me falta el aire, ¡necesito aire!

La nostalgia me muerde como perro rabioso, dejándome ese vacío interior.

Quiero fugarme, hacia algún lugar donde poner mi soledad, mis tristezas, todos los sueños que soñé y esta pesadilla diaria que de tanto repetirse ya son mis días.

El rabioso perro me sigue mordiendo y mordiendo... comprendo que estoy solo, que nací y moriré solo, que no sé quien soy. Me miro cual extraño sin encontrar esa respuesta de porque existo.

La nostalgia me esta matando lentamente, me desangra cada día, me revuelca en la miseria de perder cada día mi pasado, mi gente, mi tierra, allá muy al sur.

Una mano que no es la mía deja entrar un gélido y calmo aire cargado con aroma a humedad, a tierra mojada; esos ojos me enseñaron, me dieron un porque, se mezclaron con mi pesadilla y con ese fiel y rabioso amigo de mis días.

Hoy comienzo a volver y ya a lo lejos oigo el suave arrullo de un bandoneón, susurrando un tango.

domingo, 12 de junio de 2016

AROMAS DEL YERBAL.

ANTHONY DE MELLO.

Leía los nombres una y otra vez. El aroma de la plaza, su frescura y la sombra de los árboles lo sumergían en ese día, en esa playa distante, que sintió la firmeza de esos "Treinta y tres hombres".

Por su mente desfilaban las imágenes, mezclándose con las vivencias de sus juegos, corriendo tras barquillos de madera, descalzo, junto a la acera en los días de lluvia, se alternaba escondido tras una valla, descubriendo enemigos y dándolos por muertos en esa tan significativa forma de evolución que todos tenemos en el transcurso de nuestros juegos.

Respiraba profundamente y el monumento con letras de bronce le daba también el espacio necesario para alimentar sus juegos, hermosa mañana de sábado, donde lo mejor que había para hacer era jugar, ver la cartelera del cine en la otra esquina y vivir, tan solo eso, vivir una hermosa niñez plena de familia, de amigos que nunca más vería y de emociones, de esas que ya no se van, que quedan para siempre en los ojos.

Leía los nombres una y otra vez, se fijaban en su retina para ya nunca más desaparecer. La mañana se sumergió en esa letanía propia del interior y parecía que estallaba en algo nuevo en cualquier momento, espera constante del transcurso de las cosas, expectativa diaria de quien parecería que no tiene otra cosa que hacer, mas que esperar que la vida transcurra; pero vista desde un costado de la plaza, jamás como partícipe, solo como espectador impávido que nada lo conmueve.

La columna apareció a su izquierda, con paso cansado, silenciosa; eran espectros que marchaban por la calle, rostros de dolor, de sufrimiento. Poco a poco las miradas fueron atraídas por su doliente andar...

Mal vestidos, con la tierra del camino sobre sus cuerpos, como si fuera la única tierra de su propiedad, pero insuficiente para saciar su apetito.

Un brazo oculto, tomó sus espaldas y sus bocas se abrieron al unísono, vomitando sobre el granito de la vida, un cántico reiterado eternamente, "utaa, utaa, utaa".

Sorprendía lo inesperado; de esa eterna espera cotidiana, la vida estaba retornando lo suyo y no se alcanzaba a comprender aún, eterna paradoja de un pueblo, de mi pueblo...

Voy hasta el yerbal, dijo el niño, mientras jugaba con la rama que blandía cual un sable.

La mujer lo miró, le extendió una manzana y en tono severo le dijo cuando el niño ya salía corriendo ¡no te acerques a esos mugrientos!

Ya la puerta del zaguán se había cerrado, cerrando también la frescura, cuando termino de decir esto y el chico saltaba alegremente hacia el banco de la vereda y salía corriendo calle abajo.

El sol caía a plomo aquella tarde, los arboles, demasiado podados, casi nada de sombra arrojaban sobre la vereda por la cual caminaba alegre el chico, ya saboreando en su mente las ricas pitangas y la frescura del río.

La mujer estaba sentada en un pequeño arenal a orillas del Olimar.

Los tábanos y mangangaes zumbaban entre los arboles, arrullando al río, que parecía dormirse en aquel claro.

Con el pelo clinudo sobre su cara, dejaba caer sobre sus flácidos senos gruesas lágrimas, que se hacían luces en el niño que asomaba entre las arpilleras que lo cubrían del fuerte sol.

El muchachito con la boca teñida por las dulces pitangas, corría alegre entre todas las sensaciones que se agolpaban en su mente. El aroma del monte, de macachines y arrayanes, de violetas y lantanas impregnaban la tarde en sus vivencias, en sus volveres de eternas lejanías.

La mujer levantó la vista, sin dejar de amamantar a su pequeño, lo miró largamente, en silencio, en un largo silencio de soledad. El chico le mantuvo la mirada, era una mirada lejana que el no conocía, profunda y obscura que lo atraía hacia rumbos nuevos; se fue acercando con paso firme, manteniendo la rama que le sirviera para sus juegos en la mano, cual un sable, como aquellos que le hacen mármoles, era la protección que su fantasía le daba ante esa estampa nueva.

Anónimos sentimientos surgieron desde su interior, un ligero temblor estremeció su nuca donde se sintió erizado y bajando su brazo en sutil rendición,

preguntó, ¿porqué llora?, Inocencia divina que se manifestaba plenamente.

Por la mente de la mujer desfilaron sus recuerdos... no mucho tiempo atrás junto al cañaveral, cuando su marido le dijo: esto no es vida mujer, si acá entre la caña no está la comida que necesita mi hijo para crecer sano y fuerte, pues ya mismo nos vamos pa’ la capital a que nos den lo que es nuestro.

Y así vestidos con bolsas, semidescalzos y con el hambre a cuestas salieron a la capital; muchos fueron los que les acompañaron, no estaban solos en sus reclamos, en sus duras marchas por los suelos de la patria, de una patria que se antojaba distante y ajena...

La mujer tuvo a su hijo, bajo unos toldos, una mañana de Diciembre, a un costado del camino...

El chiquilín no repitió su pregunta, la respuesta resonó en su interior y el sentimiento creció cual llama que se enciende sola; se fue acercando lentamente, de su bolsillo extrajo la roja manzana y comenzó a lustrarla en el pantaloncito todo sucio de sus juegos.

Se la dio a la mujer, mientras las primeras lágrimas asomaban a sus ojos cuando acarició el rostro del bebé. La mujer extendió su brazo y lo atrajo hacia sí, como si quisiera integrarlo a su vida, lo apretó en su pecho junto a su hijo y le dio en la frente un beso.

sábado, 11 de junio de 2016

SENSIBILIDAD

ANTHONY DE MELLO.
 
Hace muchos años, allá por la Edad Media, los consejeros del Papa recomendaron a éste que desterrara a los judíos de Roma. Según ellos, resultaba indecoroso que aquellas personas vivieran tan ricamente en el corazón mismo del mundo católico. Así pues, se redactó y fue promulgado un edicto de expulsión para general consternación de los judíos, que sabían que, dondequiera que fuesen, no podían esperar un trato mejor que el que les obligaba a salir de Roma. De manera que suplicaron al Papa que reconsiderara su decisión. El Papa, que era un hombre ecuánime, les hizo una propuesta un tanto arriesgada: debían elegir a alguien para que discutiera el asunto con él mismo en público y, si salía victorioso del debate, los judíos podrían quedarse.

Los judíos se reunieron a considerar la propuesta. Rechazarla significaba la expulsión. Aceptarla significaba exponerse a una derrota segura, porque ¿quién iba a vencer en un debate en el que el Papa era juez y parte a la vez? Sin embargo, no había más remedio que aceptar. Ahora bien, resultaba imposible encontrar a un voluntario dispuesto a debatir con el Papa: la responsabilidad de cargar sobre sus hombros con el destino de los judíos era más de lo que cualquier hombre podía soportar.

Pero, cuando el portero de la sinagoga se dio cuenta de lo que ocurría, se presentó ante el Gran Rabino y se ofreció como voluntario para representar a su pueblo en el debate. "¿El portero?", exclamaron los demás rabinos cuando lo supieron. Imposible

"Está bien", dijo el Gran Rabino, "ninguno de nosotros está dispuesto a hacerlo; de manera que, o lo hace el portero o no hay debate". Y así, a falta de otra persona, se designó al portero para que celebrara el debate con el Papa.

Llegado el gran día, el Papa se sentó en un trono en la plaza de San Pedro, rodeado de sus cardenales y en presencia de una multitud de obispos, sacerdotes y fieles. Al poco tiempo llegó la pequeña comitiva de delegados judíos, con sus negros ropajes y sus largas barbas, rodeando al portero de la sinagoga.

Quedaron el uno frente al otro, y el debate comenzó. El Papa alzó solemnemente un dedo hacia el cielo y trazó un amplio arco en el aire. Inmediatamente, el portero señaló con énfasis hacia el suelo. El Papa pareció quedar desconcertado. Entonces volvió a alzar su dedo con mayor solemnidad aún y lo mantuvo firmemente ante el rostro del portero. Este, a su vez, alzó inmediatamente tres dedos y los mantuvo con la misma firmeza frente al Papa, el cual pareció asombrarse de aquel gesto. Entonces el Papa deslizó una de sus manos entre sus ropajes y extrajo una manzana. El portero, por su parte, sin pensarlo dos veces, introdujo su mano en una bolsa de papel que llevaba consigo y sacó de ella una delgada torta de pan. Entonces el Papa exclamó con voz potente: El representante judío ha ganado el debate! Queda revocado, pues, el edicto".

Los dirigentes judíos rodearon inmediatamente al portero y se lo llevaron, mientras los cardenales se apiñaban atónitos en torno al Papa. "¿Qué ha sucedido, Santidad?", le preguntaron. "Nos ha sido imposible seguir el rapidísimo toma y daca del debate ... " El Papa se enjugó el sudor de su bese y dijo: "Ese hombre es un brillante teólogo y un maestro del debate.

Yo comencé señalando con un gesto de mi mano la bóveda celeste, como dando a entender que el universo entero pertenece a Dios; y él señaló hacia abajo con su dedo, recordándome que hay un lugar llamado "infierno" donde el demonio es el único soberano. Entonces alcé yo un dedo para indicar que Dios es uno. ¡Imagínense mi sorpresa cuando le vi alzar a él tres dedos indicando que ese Dios uno se manifiesta por igual en tres personas, suscribiendo con ello nuestra propia doctrina sobre la Trinidad! Sabiendo que no podría vencer a ese genio de la teología, intenté, por último, desviar el debate hacia otro terreno, y para ello saqué una manzana, dando a entender que, según los más modernos descubrimientos, la tierra es redonda. Pero, al instante, él sacó una torta de pan ázimo para recordarme que, de acuerdo con la Biblia, la tierra es plana. De manera que no he tenido más remedio que reconocer su victoria ... "

Para entonces, los judíos habían llegado ya a su sinagoga. "¿Qué es lo que ha ocurrido?", le preguntaron perplejos al portero, el cual daba muestras de estar indignado. "íTodo ha sido un montón de tonterías!", respondió. "Veréis: primero, el Papa hizo un gesto con su mano como para indicar que todos los judíos teníamos que salir de Roma. De modo que yo señalé con el dedo hacia abajo para darle a entender con toda claridad que no pensábamos movernos. Entonces él me apunta amenazadoramente con un dedo como diciéndome: "¡No te me pongas chulo!" Y yo le señalo a él con tres dedos para decirle que él era tres veces mas chulo que nosotros, por haber ordenado arbitrariamente que saliéramos de Roma. Entonces veo que él saca su almuerzo, y yo saco el mío".

viernes, 10 de junio de 2016

EL MONSTRUO DEL RÍO.

ANTHONY DE MELLO.
 
El sacerdote de la aldea era distraído en sus oraciones por los niños que jugaban junto a su ventana. Para librarse de ellos, les gritó: «¡ Hay un terrible monstruo río abajo. Id corriendo allá y podréis ver como echa fuego por la nariz !».

Al poco tiempo, todo el mundo en la aldea había oído hablar de la monstruosa aparición y corría hacia el río.

Cuando el sacerdote lo vio, se unió a la muchedumbre. Mientras se dirigía resollando hacia el río, que se encontraba cuatro millas más abajo, iba pensando: « La verdad es que yo he inventado la historia. Pero quien sabe si será cierta...

Es mucho más fácil creer en los dioses que hemos creado si somos capaces de convencer a los demás de su existencia.

jueves, 9 de junio de 2016

LA FERIA MUNDIAL DE LAS RELIGIONES.

ANTHONY DE MELLO.
Mi amigo y yo fuimos a La Feria Mundial de las Religiones. No era una feria comercial. Era una feria de la religión. Pero la competencia era tan feroz y la propaganda igual de estruendosa.

En el stand judío nos dieron unos folletos en los que se decía que Dios se compadecía de todos y que los judíos eran su pueblo escogido. Los judíos. Ningún otro pueblo era tan escogido como el pueblo judío.

En el stand musulmán supimos que Dios era misericordioso con todos y que Mahoma era su único profeta. Que la salvación se obtiene escuchando al único profeta de Dios.

En el stand cristiano descubrimos que Dios es Amor y que no hay salvación fuera de la Iglesia. O se entra en la Iglesia, o se corre el peligro de la condenación eterna.

Al salir pregunté a mi amigo: ¿ Qué piensas de Dios ?.

Que es intolerante, fanático y cruel , me respondió.

Cuando llegué a casa, le dije a Dios: ¿ Cómo soportas éstas cosas, Señor ? ¿ No ves que han estado usando mal tu nombre durante siglos ?

Y me dijo Dios: Yo no he organizado la feria. Incluso me habría dado vergüenza visitarlas

miércoles, 8 de junio de 2016

IDEOLOGÍA.

ANTHONY DE MELLO.
Es abrumador lo que se puede leer acerca de la crueldad del hombre para con sus semejantes. He aquí un relato periodístico de la tortura practicada en modernos campos de concentración.

La víctima es atada a una silla metálica. Entonces se le administran descargas eléctricas, cada vez de mayor intensidad, hasta que acaba confesando.

Con la mano ahuecada, el verdugo golpea una y otra vez a la víctima en el oído, hasta que el tímpano estalla.

Sujetan con correas a la víctima a un sillón de dentista. El ~ dentista ~, entonces, comienza a perforar con el torno, hasta llegar al nervio. Y la perforación prosigue hasta que la víctima accede a cooperar.

El hombre no es cruel por naturaleza. Se hace cruel cuando es infeliz... o cuando se entrega a una ideología.

Una ideología contra otra; un sistema contra otro; una religión contra otra. Y en medio, el hombre, que es aplastado.

Los hombres que crucificaron a Jesús probablemente no eran crueles. Es muy posible que fueran tiernos maridos y padres cariñosos que llegaron a ser capaces de grandes crueldades para mantener un sistema, o una ideología, o una religión.

Si las personas religiosas hubieran seguido siempre el instinto de su corazón, en lugar de seguir la lógica de su religión, se nos habría ahorrado asistir a espectáculos como el de la quema de herejes o el de millones de personas inocentes asesinadas en guerras libradas en nombre de la religión y del mismo Dios.

Moraleja: Si tienes que escoger entre el dictado de un corazón compasivo y las exigencias de una ideología, rechaza la ideología sin dudarlo un momento. La compasión no tiene ideología.

martes, 7 de junio de 2016

EL PESCADOR SATISFECHO.

 Anthony de Mello.
El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.

"¿Por qué no has salido a pescar?", le preguntó el industrial.

"Porque ya he pescado bastante por hoy", respondió el pescador.

"¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?", insistió el industrial.

"¿Y qué iba a hacer con ello?", preguntó a su vez el pescador.

"Ganarías más dinero", fue la respuesta. "De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo".

"¿Y qué haría entonces?", preguntó de nuevo el pescador.

"Podrías sentarte y disfrutar de la vida", respondió el industrial.

"¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?", respondió el satisfecho pescador.

lunes, 6 de junio de 2016

EL GATO DEL GURÚ.

ANTHONY DE MELLO.
Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú para las prácticas del culto, siempre andaba por allí el gato del ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó el gurú que ataran al gato durante el culto de la tarde.

Mucho después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro gato al ashram para poder atarlo durante el culto vespertino.

Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados acerca del importante papel que desempeña el gato en la realización de un culto como es debido.

domingo, 5 de junio de 2016

DIÓGENES.

ANTHONY DE MELLO.
Estaba el filósofo Diógenes cenando lentejas cuando le vio el filósofo Aristipo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.

Y le dijo Aristipo: "Si aprendieras a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esa basura de lentejas".

A lo que replicó Diógenes: "Si hubieras tú aprendido a comer lentejas, no tendrías que adular al rey".

sábado, 4 de junio de 2016

NO CAMBIES.

ANTHONY DE MELLO.
Durante años fui un neurótico. Era un ser angustiado, deprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que yo era.

Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no acababa de conseguirlo por mucho que lo intentara.

* * *

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara.

Y también con él estaba de acuerdo, y no podía sentirme ofendido con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

* * *

Pero un día me dijo: "No cambies. Sigue siendo tal como eres. En realidad no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte".

Aquellas palabras sonaron en mis oídos como música: "No cambies. No cambies... Te quiero...".

Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡oh, maravilla!, cambié.

viernes, 3 de junio de 2016

EL ZORRO MUTILADO.

ANTHONY DE MELLO.
Fábula del místico árabe Sa´di:

Un hombre que pasaba por el bosque vio un zorro que había perdido sus patas, por lo que el hombre se preguntaba cómo podría sobrevivir. Entonces vió llegar a un tigre que llevaba una presa en su boca.

El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro. Al día siguiente Dios volvió a alimentar al zorro por medio del mismo tigre. El comenzó a maravillarse de la inmensa bondad de Dios, y se dijo a sí mismo: "Voy también yo a quedarme en un rincón confiando plenamente en el Señor, y éste me dará cuanto necesito".

Así lo hizo durante muchos días, pero no sucedió nada y el pobre hombre ya estaba casi a las puertas de la muerte cuando oyó una voz que le decía: "Oh, tú que te hayas en la senda del error, abre tus ojos a la verdad, sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado".

Por la calle vi a una niña aterida y tiritando de frío dentro de su ligero vestidito y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios: "¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo?".

Durante un rato Dios guardó silencio, pero aquella noche, de improviso, me respondió: "Ciertamente que he hecho algo, te he hecho a tí"

jueves, 2 de junio de 2016

LA CASA DE LOS MIL ESPEJOS.

ENRIQUE MARISCAL.

Hace tiempo, en un lejano pueblo, había una casa abandonada.

Cierto día, un cachorro, buscando refugio del sol, logró meterse por un agujero en el portón de la residencia. Subió lentamente las viejas escaleras de madera hasta que se topó con una puerta semi-abierta: y se adentró en el cuarto, cautelosamente.

Con gran sorpresa, se dio cuenta que dentro de esa habitación había mil perritos más observándolo tan fijamente como él a ellos, y vio asombrado que todos los cachorros comenzaron a mover la cola, exactamente en el momento en que él manifestó alegría.

Luego ladró festivamente a uno de ellos y el conjunto de canes le respondió de manera orquestada, idéntica. Todos sonreían y latían como él.

Cuando se retiró del cuarto se quedó pensando en lo agradable que le había resultado conocer el lugar y se dijo: " Volveré más seguido por aquí."

Pasado un tiempo, otro perro callejero ingresó al mismo ambiente. A diferencia del primer visitante al ver a todos los congéneres del cuarto, se sintió amenazado, ya que lo miraban de manera agresiva, con desconfianza.

Empezó a gruñir; y vio, maravillado, como los otros mil perritos hacían lo mismo que él.

Comenzó a ladrarles y los otros también hicieron lo mismo ruidosamente.

Cuando salió del cuarto pensó: "Que lugar tan horrible es este. Nunca regresaré."

Ninguno de los canes exploradores alcanzaron a reparar en el letrero instalado en el frente de la misteriosa mansión": "La casa de los mil espejos."

Los rostros que observamos del mundo son espejos. Tu mirada es todo lo que consigues obtener de la realidad. Cada percepción demuestra las posibilidades de proyección y de captación que nos permitimos.

Las cosas más bellas de la vida no se ven, se captan con el corazón.

Si las puertas de la percepción estuviesen totalmente abiertas descubriríamos que navegamos en el infinito. Como están semi-cerradas, la vida, al igual que el eco, o el espejo, nos devuelve lo que hacemos. La visita por la casa terráquea es muy fugaz.

Consigue un espejo, sonríele al personaje que aparece y no te enojes no te asustes si te contesta con una divina carcajada.

miércoles, 1 de junio de 2016

EL CORCHO.

ENRIQUE MARISCAL.


Hace años, un inspector visitó una escuela primaria.

En su recorrida observó algo que le llamó la atención: una maestra estaba atrincherada atrás de su escritorio, los alumnos hacían un gran desorden; el cuadro era caótico.

Decidió presentarse:

"Permiso, soy el inspector de turno ...¿Algún problema?"

"Estoy abrumada señor, no se qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, el ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles ..."

El inspector que era un "Docente de Alma", vio un corcho en el desordenado escritorio, lo tomó y con aplomo se dirigió a los chicos:

¿Qué es esto? " Un corcho señor "...gritaron los alumnos sorprendidos.

"Bien, ¿De dónde sale el corcho?".

"De la botella señor. Lo coloca una máquina...", "del alcornoque... de un árbol"... "de la madera...", respondían animosos los niños.

"¿Y qué se puede hacer con madera?", continuaba entusiasta el docente.

"Sillas...", "una mesa...", "un barco! ". Bien, tenemos un barco.

¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en el pizarrón y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito?

Escriban a qué provincia argentina pertenece.

¿Y cuál es el otro puerto más cercano?
¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conocen que allí nació? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.

La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:

"Señor nunca olvidaré lo que me enseño hoy. Muchas Gracias."

Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra.

Estaba acurrucada atrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...

"Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí? Sí señor ¡Cómo olvidarme! Qué suerte que regresó. No encuentro el corcho. ¿Dónde lo dejó?".