sábado, 8 de octubre de 2016

EL CIERVO Y LA FUENTE.


F.M DE SAMANIEGO (Adaptación).

Un ciervo se miraba en una fuente de agua fresca y cristalina. Veía en el agua su figura y admiraba sus hermosos cuernos, diciendo: "¿Oh, qué cuernos tan complejos y hermosos tengo". Más también se reflejaban sus patas en el agua, y esto ya no le hacía tanta gracia, pues las veía demasiado lasrgas; y de esta manera se quejaba: "¡Oh, dioses! ¿Por qué a una cabeza tan hermosa como la mía, le habéis puesto unas patas tan largas? ¡Qué desproporción! ¿Oh, qué pesar tengo!, siempre iré por el mundo con este cuerpo. ¡Qué desdichado soy!"

Estaba en estas quejas, cuando vio venir a un perro fiero. Al verlo, salió corriendo por el bosque, pero sus cuernos se enganchaban con las ramas y retardaban su huida. A punto estuvo el perro de alcanzarlo. Pero, gracias a sus patas, largas y ligeras, logró escapar del perro.

Y se dijo: "Si estoy vivo, es gracias a mis patas. ¡Llévese el diablo mis hermosos cuernos! ¡Y que el cielo haga eternos mis feos pies!"

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