martes, 18 de octubre de 2016

EL PASTOR Y SUS CARNEROS.


ESOPO.

Un pastor, que conducía sus carneros a un robledo, vio un enorme roble cargado de bellotas; extendió su capa debajo, luego subió al árbol y sacudió sus frutos. Los carneros, al comerse las bellotas, se comieron también por descuido la capa. Una vez abajo, el pastor, después de ver la catástrofe exclamó:

- Vil canalla, dais a los demás la lana para que se vistan, y a mí que os alimento, me habéis quitado incluso mi capa.

1 comentario:

  1. Y qué voy a decir si no más que echarme a reír.
    Lo decía Cervantes: "El hacer bien a villanos es como echar cubos de agua en el mar"; cuántas veces me dejó a mí mi perro sin merienda; reconozco que alguna vez le di su recompensa.

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