lunes, 30 de enero de 2017

SIN NOMBRE.


JORGE BUCAY.
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Un señor muy creyente sentía que estaba cerca de recibir una luz que le iluminara el camino que debía seguir. Todas las noches, al acostarse, le pedía a Dios que le enviara una señal sobre cómo tenía que vivir el resto de su vida. 

Así anduvo por la vida, durante dos o tres semanas en un estado semi-místico buscando recibir una señal divina. 

Hasta que un día, paseando por un bosque, vio a un cervatillo caído, tumbado, herido, que tenía una pierna medio rota. Se quedó mirándolo y de repente vio aparecer a un puma. La situación lo dejó congelado; estaba a punto de ver cómo el puma, aprovechándose de las circunstancias, se comía al cervatillo de un sólo bocado.

1 comentario:

  1. El día mejor, hoy.
    No hay que esperar al futuro para hacer lo que debemos hacer, no desaprovechemos el presente.

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