domingo, 26 de marzo de 2017

EL CIRCO.


Una plantilla de boleto de circo. | Vector Gratis

Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo cola para comprar entradas para el circo. Al final, sólo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros. 

Esta familia me impresionó mucho. Eran ocho chicos, todos probablemente menores de doce años. Sé veía que no tenían mucho dinero. La ropa que llevaban no era cara, pero estaban limpios. Los chicos eran bien educados, todos hacían bien la cola, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano. Hablaban con excitación de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche. Se notaba que nunca antes habían ido al circo. 

Prometía ser un hecho saliente en su vida. El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de la mano de su marido, lo miraba como diciendo: " Eres mi caballero de brillante armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: "Tienes razón". 

La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería. Él respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para poder traer a mi familia al circo". La empleada le indicó el precio. La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse. Este se acercó un poco más y preguntó: "¿Cuánto dijo?". 

La empleada volvió a repetirle el precio. ¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenia suficiente dinero para llevarlos al circo?. Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte dólares y lo tiró al suelo. 

Nosotros no éramos ricos en absoluto. Mi padre se agachó, recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: " Disculpe, señor, se le cayó esto del bolsillo". El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incomoda. Miró a mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó: 

"Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí". 

Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo, pero no nos fuimos sin nada...

2 comentarios:

  1. Siempre he dicho que el mayor don que puede poseer una persona es tener un buen corazón. Cuando esto es así, uno posee un buen carácter y es agradable, pues siendo bueno no se puedes ser de otra manera. Y además eres generoso, que es una riqueza mayor todavía. Y lo es, porque como en el cuento, el generoso no solo es feliz él solo, con su buen corazón hace feliz a los demás; ¿hay algo más grande que esto?

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  2. Belicismo cuento. Tengo la costumbre de leer los cuentos en voz alta. Por eso me di cuenta al escucharme que la ultima frase la dije llorando de la emoción. Gracias por el cuento. Haràn la delicia de quien lo lea o lo escuche.

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