sábado, 11 de marzo de 2017

LA SILLA.

Resultado de imagen de silla antigua

La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llego a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabia que vendría a verlo:



"Supongo que me estaba esperando", le dijo. "No, ?quién es usted?, dijo el hombre.


"Soy el sacerdote que su hija llamo para que orase con 
usted". "Cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted 
sabia que yo estaba viniendo a verlo".
  
"Oh si, la silla", dijo el hombre enfermo. "Le importa 
cerrar la puerta?".

El sacerdote sorprendido la cerro. "Nunca le he dicho esto a 
nadie, pero....toda mi vida la he pasado sin saber como orar.

Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la 
oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc. pero siempre esto de las oraciones me entro por un oído y salió por el otro pues no tengo idea de como 
hacerlo, entonces hace mucho tiempo abandone por completo la oración.



Esto ha sido así en mi hasta hace unos cuatro años, cuando conversando 
con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente 
tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas.... te 
sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo, luego con fe míralo a Jesús sentado delante tuyo. No es algo alocado el hacerlo pues el nos dijo: "Yo estaré siempre con ustedes". "Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estas haciendo conmigo ahora mismo". "Es así que lo hice una vez y me gusto tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces". "Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija pues me internaría de inmediato en la casa de los locos". 

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo, luego hizo una oración con el, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia.

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó: "Falleció en paz?".

Si, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui 
a verlo a su cama me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso".



Cuando regresé de hacer compras una hora mas tarde ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues 
aparentemente justo antes de morir se acerco a la silla que estaba al 
lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. "Que 
cree usted que pueda significar 
esto? El sacerdote se seco las lagrimas de emoción y le 
respondió "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera".

1 comentario:

  1. El sacerdote se conmovió, y yo no lo he hecho menos al leer el cuento. Dicen los evangelios, que para estar con Jesús no hace falta ser rico ni sabio, solamente tener buen corazón; y este hombre le tenía.

    ResponderEliminar